martes, 12 de agosto de 2008

MI CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIA

Mi confrontación con la docencia.
(Reedición)

Hola compañeros!

Después de haber leído a José Manuel Esteve, en ¨La aventura de ser maestro¨, me causó gran interés y gracia al principio, debido a que me sentí bastante identificada con él sobre todo en aquello de que somos profesores por ensayo y error.

Me causo gracia e identificación cuando el comenta que al iniciar su primera clase, lo invadieron temores,
Como anteriormente escribí en el foro de presentación, la carrera universitaria que estudié, fue la de la Licenciatura en Economía, en la Facultad de Economía de la U.A.B.C., unidad Tijuana; egresada en el año de 1999.

Cuando egresé de mi carrera, me dediqué a trabajar en la iniciativa privada, en la ciudad de Tijuana por un corto periodo de tiempo. Recuerdo que esporádicamente pensaba en convertirme en docente; pero en realidad no era mi prioridad; simplemente visualizaba el quehacer docente como parte complementaria a largo plazo, debido a que mi meta en aquél entonces, era ubicarme en una buena posición y establecerme en alguna empresa privada, de hecho, iba camino a ello.

Sin embargo, con un poco de aire nostálgico, debo decir que mis metas cambiaron debido a las circunstancias como a continuación relato.

Sucede que radicaba en Tijuana, porque esta ciudad me encanta a pesar de que no muchas personas tengan una buena impresión de ella. Pero gran parte de mis raíces se ubicaban en San Quintín (familia, amistades); por lo que comprenderán que seguía ligada a este lugar.

Resulta que estando laborando en Tijuana, en una empresa privada de Tijuana, que se dedica a la distribución de Sky a nivel nacional, un día sábado, fui a trabajar horas extraordinarias, pero tuve que salir un momento de mi trabajo; ya transitando en el tráfico de Tijuana, en un cruce en el cual no había señalamientos de tránsito que yo tuviera que seguir, una peligrosa conductora de 80 años (no es broma), repentinamente se impactó contra mi auto, provocándome movimientos de rebote en las cervicales. No fueron muy graves, pero era la primera y espero última vez que me veo envuelta en algo así.
En mi trabajo me incapacitaron, ya que debido a las lesiones no podía permanecer más de cinco minutos sentada o de pie; estando incapacitada y tratando de recuperarme, a mi esposo (es militar), le notificaron que tenía que regresar a su base de trabajo en San Quintín, ya que solamente se encontraba de apoyo en Tijuana. Y como dice el adagio: “Donde manda capitán, no gobierna marinero”, se regresó a San Quintín, quedándome sola con mi hijo de escasos tres añitos.

Mi esposo regresó a visitarnos a la semana, semana que me pareció de las más largas en mi vida, debido a los problemas generados por mi accidente. En este periodo mi visión de la vida cambió, ya que me invadieron sentimientos de impotencia, soledad y nostalgia entre otros. Todo esto me hizo reflexionar, de repente para mí ya no tenía mucho sentido los proyectos de vida que me había fijado en Tijuana; sin pensarlo dos veces, renuncié a mi trabajo, le dije a mi esposo que deseaba regresar a San Quintín y así fue.

Una vez, ya en San Quintín, seguía en recuperación mientras analizaba la nueva etapa de mi vida, al mismo tiempo trataba de disfrutar a mi hijo y mi esposo, debido a que los había descuidado, ya me estaba dejando absorber por mi trabajo en Tijuana. Esta situación me ayudó a revalorar el significado de mis dos amores (ahora ya son tres), por lo que deseaba encontrar en cuanto me recuperara, un trabajo que me permitiera disfrutarlos más.

Estando en casa de mi mamá, un amigo me invitó a participar en la docencia, en la Universidad de Tijuana (CUT), unidad San Quintín impartiendo la materia de teoría económica, con tres horas a la semana. Y como aún no me recuperaba totalmente, acepté; en parte por curiosidad, ya que como anteriormente mencioné, alguna vez tuve la intención (aunque no tan pronto), y por otro lado porque en mi condición no iba a soportar una jornada laboral extensa; además necesitaba y deseaba permanecer más tiempo con mi familia.

Estando laborando, me dí cuenta que me gustó, que era difícil, porque representaba una gran responsabilidad y había que prepararse para impartir clases. Quizá con algunos tropiezos de novata, inicié esta carrera con jóvenes universitarios, muchos de ellos mayores de edad que yo, sin embargo salí adelante.

Posteriormente me envolví más en este mundo docente, ingresando a laborar en la preparatoria CET-MAR, cubrí un interinato en la Escuela Secundaria Técnica 10, trabajé también en una escuela de enfermería , en l UABC San Quintín y finalmente ingresé al COBACH, San Quintín.

Creo que la docencia es una labor noble, que tiene efectos multiplicadores positivos, siempre lo he creído y planteado así, porque un profesor jamás enseñará cosas negativas a los jóvenes; por ejemplo, robar matar, drogarse, prostituirse. Por el contrario, tratamos de fomentarle a los estudiantes su deseo de superación y valores, mismos que tarde o temprano se reflejará en la sociedad; por eso es que hablo de efectos multiplicadores positivos.

Como profesora me satisface sembrar en los estudiantes un poco de conocimiento, ayudarlos a reflexionar, que se vuelvan críticos, analíticos, saber que se identifican con la historia nacional y despertar sentimientos dormidos cuando dejan esa indiferencia por el pasado cuando la ven desde una perspectiva real.
También es satisfactorio que a través de la escritura ellos plasman y liberan sus pensamientos, su imaginación, sus sentimientos cuando abandonan sus temores internos. Recuerdo el caso de una chica, que es muy significativo para mí; debido a que como tarea tenían que elaborar un diario personal, entonces ella siguió las instrucciones de escribir todo lo pensaba, sentía y hacía durante ciertos días, al revisarlo me dí cuenta que ella estaba pasando por una serie de problemas y traté de orientarla a través de unas notas. Cuando les devolví los diarios, ella espero que finalizara la clase, se me acercó y me preguntó llorando si podía darme un abrazo, a lo que yo le contesté que por supuesto que sí; nos abrazamos y fue tan lindo escuchar que me decía que le había servido muchísimo escribir y que le hacían falta esos consejos. Yo por supuesto, recuerdo ese momento, ese abrazo alumna-maestra como uno de los mejores regalos, como algo muy especial, llevándome a pensar que sí vale la pena seguir en este camino.

Otro caso más reciente, fue el de dos muchachos que estando en clases de historia de México, uno de ellos me dijo que él y su amigo habían estando analizando fuera de clases acerca de cómo sería nuestro país, si los españoles no nos hubieran colonizado, uno de ellos estaba en contra y otro a favor; por lo que deseaban saber mi punto de vista. Yo por supuesto que les contesté: que para empezar me daba mucho gusto que fuera de clases y a su edad, ellos tomaran el tema como parte de su conversación y después tratamos de analizar entre todos los pros y contras.

Todo esto, obviamente me llena de orgullo y satisfacción como maestra, ya que para mí es muy satisfactorio que se te acerquen de repente los alumnos, dentro y fuera de clases, ya sea para cuestionarte más sobre el tema o para decirte que tu clase les gusta, o simplemente para contarte acerca de sus problemas porque les inspiras confianza y cuando ya no les das clases te buscan para decirte que te extrañan, eso me hace sentirme muy bien.

Por otro lado, gracias a este trabajo puedo estar y disfrutar más tiempo a mi familia y porque no hay mucho tiempo para aburrirse, porque los jóvenes te inyectan esa buena vibra de la que gozan y la vida se vuelve más ligera.

Sin embrago, debo reconocer que lo que me frustra un poco como docente, es el hecho de que existan estudiantes que por más que trates de impulsarlos, ellos no hacen ni el intento de despegar, se tornan apáticos y no encuentro manera d sacarlos de ese pozo.

Tampoco me gustan los limitantes de tiempo, que se pretenda que hagamos maravillas con grandes contenidos temáticos y escasez de tiempo. A esto hay que sumarle que los grupos son demasiados numerosos (entre 40 y 50 alumnos), debido a que se tiende a perder esa relación con los estudiantes más personalizada. Otro punto es que existan mesabancos y salones en mal estado, espacios reducidos. Un aspecto también importante para mí en este sentido, es el sueldo, porque creo que no va de acuerdo a nuestra importancia en la sociedad.


Celina H. S.

No hay comentarios: